Los consumidores estamos cada vez más interesados en comprar un estilo de vida, una actitud o un “estado de ánimo” más que solo mercancía, es por ello que a menudo somos atraídos por tiendas que ofrecen experiencias o propuestas particulares, más que por los artículos que están a la venta.

Algunas tiendas comienzan a caracterizarse  por ofrecer ediciones de temporada ordenadas más por los estados de ánimo que por las categorías de artículos que poseen.

Un ejemplo de ello es la tienda Colette en Paris, donde se ofrecen las últimas tendencias de lo más “chic o ultra cool” que incluye desde los avances de ropa de temporada, los más refinados y adelantados teléfonos móviles, hasta cierta marca esotérica de jabón.

Colette y tiendas similares como 10 Corso Como en Milán y Jeffrey en Manhattan presentan una extravagante experiencia de compra “un tipo de conspiración desde adentro“  dice el periódico The Scotsman. Estas tiendas fungen como “degustadores” porque ponen todo su empeño en poder realizar una elección completa para sus consumidores, diseñarles una imagen o un estilo de vida…

Y si usted es de los adquiere este tipo de mercancías, entonces le gustará saber de “lifestyle” (estilo de vida) la primer cadena en L.A. construida con materiales renovables y amigables con el medio ambiente,  puede encontrar de todo; desde cualquier cosa acerca del mundo de la música hasta una pintura no toxica.

Como reacción a esta tendencia, algunos consumidores  descartan este tipo de comercios por ser demasiado homogéneos acerca de un particular estilo, ya que para su gusto,  estos productos son demasiado especializados o “customizados” y todo el conjunto les  parece demasiado perfecto. Es por ello que la urgencia de re-encontrar la experiencia o el descubrimiento de cosas por ellos mismos está promoviendo la reaparición de las tiendas de segunda mano, donde se pueden encontrar tesoros en tiendas clásicas, antiguas o incluso en la basura.

Fuente: Por Avelina Frías